jueves, 5 de marzo de 2009

Toro




El toro de lidia es un bovino criado y seleccionado por el hombre en los últimos tres siglos, con fines comerciales, destinado a espectáculos taurinos. Procede de las razas autóctonas españolas (el llamado «tronco ibérico»), que viven en la Península Ibérica desde tiempo inmemorial y que propició las formas más primitivas de tauromaquia. Algunos especialistas consideran que es el descendiente más directo del uro –el antepasado de todas las razas bovinas actuales– ya que, además de su rusticidad y su vida salvaje (dotado para sobrevivir en la naturaleza sin ayuda humana), comparte con él numerosas características fenotípicas. Conserva sus instintos atávicos de defensa y los atributos físicos (astas grandes y hacia adelante, potente aparato locomotor) que los bovinos del resto de Europa, seleccionados para consumo de carne y leche, han perdido.
Lo que distingue al toro de lidia es una mezcla de atributos físicos y temperamentales, que se sintetizan en la llamada bravura, por lo que también se le conoce como toro bravo. La bravura es la combinación equilibrada entre casta (es decir, instinto agresivo) y nobleza (es decir, ingenuidad). Si una de las dos falta, el resultado suele ser la mansedumbre, y lo hace inservible para la lidia.

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